Todo en el universo es energía en distintos grados de vibración. Los átomos y moléculas que componen todos los elementos de nuestro entorno están en constante movimiento produciendo un vibración determinada, cuanto más rápido vibran, más sutil es su composición.

Nosotros también somos energía en distintos niveles de vibración, nuestro cuerpo físico  está en una vibración bajita, densa, material. Nuestros pensamientos, emociones,  sentimientos, percepciones... son igualmente huellas energéticas que desprendemos pero a un nivel más etéreo,  un nivel más sutil. 

La energía, en sus diferentes estados vibracionales está por todas partes, nosotros formamos parte de esa energía y a su vez, la energía forma parte de nosotros, fluye a través nuestro en todo momento. 

El ser humano requiere de esa energía sutil universal para poder mantener las funciones vitales, tanto a nivel físico como en los niveles más sutiles: mental, emocional y espiritual.

La palabra japonesa Rei (universal ilimitada) Ki (energía vital), se usa para denominar  una técnica de canalización de la energía vital universal con la intención de favorecer el bienestar de la persona que la recibe. 

No se trata de una religión, filosofía o sistema de creencias. La energía existe y está disponible para todos los seres. 

El maestro Mikao Usui, a quien se le atribuye la canalización de la energía Reiki en un momento de máxima iluminación durante el transcurso de un retiro en el monte Kurama estableció los principios que rigen la vida del practicante de Reiki. 

Sólo por hoy, no te preocupes 

Hace referencia a vivir conscientemente en presente, me ocupo aquí y ahora en lo que estoy haciendo con total entrega y gozo. Donde pongo mi atención, entrego mi energía.

Frente a este modo de ocuparse de la propia vida, está la opción de vivir en modo automático sin prestar atención al momento presente, despilfarrando la energía en pre-ocuparme por lo que viene a continuación o lo que puede llegar a suceder en el futuro. Al hacerlo se pierde la oportunidad de vivir gozando el ahora ya que se dedica la atención a algo que puede suceder o no. 

Si la preocupación proviene de algo que sucedió en el pasado, es igualmente perjudicial seguir rumiando algo que ya sucedió y sobre lo que no hay vuelta atrás. Estar en el pasado nos está limitando la capacidad de gozar el presente ya que ponemos nuestra atención y nuestra energía en algo que no podemos cambiar.

Aunque en algunas situaciones ocupar el presente en revisar hechos concretos del pasado con la finalidad de aprender sus lecciones puede ser un ejercicio interesante, la mirada siempre está en el presente, no tiene sentido sentir desasosiego por lo que ya pasó. 

Toda acción vital se desarrolla en un momento presente que es efímero. Lo que ahora es  presente en 5 minutos será ya pasado, la oportunidad no se repetirá, podrá haber muchas similares, pero la diferencia que marcaba la diferencia en este momento concreto, es irrecuperable.

Sólo por hoy, no te enfades

La ira, la rabia, la cólera... todas las emociones que relacionamos con el enfado, son reacciones ante una situación que nos muestra un aspecto de la realidad que nos desagrada, normalmente porque se interpone en la consecución de aquello que deseamos conseguir. 

Sin embargo, cuando algo provoca que reaccionemos desde el enfado, siempre se trata de una situación que hemos creado con anterioridad, consciente o inconscientemente.  Todo efecto tiene una causa en algo que hicimos o pensamos. Cada situación que se nos presenta en la vida es un espejo en el que se refleja algo intrínseco en nosotros o su efecto. 

Sólo por hoy, se amable y honra a tus maestros

Toda persona que comparte nuestra vida o que está en ella de algún modo es un maestro, de todos podemos aprender. Precisamente aquellos que más nos disgustan y los que más nos enfadan, son nuestros principales maestros puesto que ponen de manifiesto nuestras debilidades o aspectos a trabajar para mejorar como seres y evolucionar.

Así pues,  amar y respetar a los demás es una acto de amor, propio y hacia los demás, así como hacia la tierra que nos acoge. 

Sólo por hoy, trabaja honradamente

Brindar a cada momento lo mejor de nosotros, como personas, como profesionales y como seres humanos, entendiendo que es justo recibir un intercambio justo por aquellos servicios que entregamos con amor y nuestra mejor intención. 

Sólo por hoy, se agradecido

La gratitud es una cualidad que todos poseemos pero que nos cuesta mucho desarrollar. Probablemente se debe a la doble programación que tenemos: como especie el deseo de conseguir más es innato,  como si en nuestro ADN estuviese impresa la semilla de la escasez que nos lleva a querer tener más y más por si acaso nos llegase a faltar algo algún día... Además como sociedad, el sistema occidental incita e incentiva este deseo de acumular cuanto más mejor, es la Ley de Tener por Tener, la mayor parte de las veces sin detenernos un instante a disfrutar y de lo que hemos conseguido.

Vivimos en un planeta abundante en recursos que simplemente están distribuidos de manera desequilibrada debido al egoísmo, la avaricia y a la falta de comprensión y compasión hacia el otro. 

Se nos ha olvidado que todos somos parte de la misma energía, que lo que le hago al otro me lo estoy haciendo a mí también. Para evolucionar en consciencia es imprescindible un cambio radical de mentalidad, aprender a amar, compartir y sobre todo agradecer la vida.

La energía existe y está disponible para todos los seres. La utilizamos en nuestro día a día. Al realizar las actividades diarias vamos usando y gastando nuestra reserva energética y cuando desciende por debajo de determinados niveles nos sentimos cansados,  agotados, sin ánimo y necesitamos reponer esa energía consumida comiendo y/o descansando.

También es posible recargarse mediante la canalización de la energía universal a través de un reikista iniciado. 

Al no tratarse de un sistema de creencias, filosofía, dogma o religión, sino de algo que existe para el ser humano, no importa si la persona que recibe Reiki cree o no, la energía sabe lo que conviene a cada uno, dónde es necesario actuar para reequilibrar cada cuerpo o situación. Lo único imprescindible en el receptor de Reiki es la voluntad o intención de estar bien. 

La canalización de la energía universal, permite una mayor afluencia de energía al campo energético individual del receptor, de manera que aumentan tanto las capacidades para desarrollar las actividades diarias desde el amor y el disfrute, como la comprensión de la realidad que nos rodea  y de nosotros mismos, aumentando paralelamente nuestro nivel de satisfacción y bienestar interno.

Reiki es acumulativo, no cura, no es un medicamento ni debe usarse en sustitución de un tratamiento médico. Se trata de un sistema complementario de sanación profunda que tiene por objetivo la armonización y reequilibrio energético de la persona que lo recibe en todos los niveles de su ser. 

El primer efecto observable al recibir Reiki es el alivio de los síntomas, ya sean dolores y molestias físicos como incomodidades o alteraciones a nivel mental-emocional. Un segundo estado,  más profundo, se produce al reequilibrar el cuerpo energético liberando bloqueos y manifestando la causa, normalmente emocional, que los provocó.  La sanación profunda se produce cuando contextualizada la causa y se cambian los patrones de pensamiento y/o de comportamiento que la estaban provocando. 

Así, si bien es cierto que en una primera sesión de Reiki, lo más frecuente es sentir alivio y recuperar una sensación de calma y tranquilidad, puede suceder que el malestar se agrave para mostrarse en su dimensión real antes de poder sanar. 

En el proceso de sanación, que suele incluir varias sesiones, es posible que la persona experimente altibajos al manifestarse el desencadenante, ya sea físico o emocional, antes de la sanación definitiva que supone un cambio profundo, definitivo y relevante para quien lo experimenta.

Como ya se ha mencionado, la energía Reiki es inteligente y sabe lo que conviene a cada uno y dónde es necesario actuar, y el receptor simplemente debe desear mejorar y sentirse bien; abrirse a la experiencia y permanecer tranquilo y relajado durante la sesión.

Sin embargo, Reiki también se puede dirigir con intención de aportar claridad a procesos y/o situaciones tanto personales como interpersonales, resolución de conflictos, limpieza energética de espacios, sanación de relaciones... En estos casos, el receptor debe comunicar al reikista, el tema o situación al que desea enviar Reiki.

En las sesiones online, el receptor será responsable de crearse un ambiente agradable y relajado para la sesión y ocuparse de no ser interrumpido en el tiempo que dura la sesión. No es necesario hacer nada, simplemente abrirse a la experiencia y disfrutar. 

Las sesiones de Reiki online, suelen tener una duración de unos 30-40 minutos.

De todos modos, lo ideal es buscar un momento en el que ya te puedas relajar, a menudo recibir la amorosa energía Reiki, las personas suelen relajarse profundamente o incluso pueden quedarse dormidas; por lo que es muy recomendable, siempre que sea posible, dejar tu agenda vacía en las horas posteriores a la sesión.

Reiki funciona siempre, normalmente se observan cambios positivos desde la primera sesión, pueden ser más o menos visibles dependiendo del tema tratado. Un dolor físico muy intenso es fácilmente detectable si  ha disminuido en sesión y si sigue mejorando en los días siguientes a la misma. 

El hecho de que se experimente mejoría en una sola sesión no tiene porque significar que el problema se ha resuelto completamente.  Reiki es acumulativo, el primer nivel de sanación es el que se percibe más fácilmente, ya que el síntoma tiende a minimizarse y desaparecer en la primera sesión;  sin embargo la sanación profunda suele requerir algunas sesiones más. La función del Reiki es profundizar hasta hallar la causa original del daño o enfermedad, que suele tener un origen emocional. 

También puede suceder en algunos casos que tras la primera sesión, los síntomas se agraven antes de remitir. En algunos procesos sucede de este modo. 

Personalmente no me atrevo a predecir cuánto tiempo o cuántas sesiones pueden ser necesarias para culminar con éxito un proceso de sanación. Cada caso es particular, lo que sucede con la energía es que la información llega, aunque no podamos entender muy bien como o de dónde viene. Cuando una persona ha terminado su proceso, la persona lo sabe, lo siente y el terapeuta también. 

Lo que si me atrevo a decir es que cada sesión aporta múltiples beneficios a quien la recibe, tanto en modalidad presencial como en modalidad online, permaneciendo el cliente/a cómodamente instalado/a en su zona de confort y seguridad, su propio hogar. 

Ofrezco un pack de 3 sesiones, que considero suficiente para observar resultados visibles a distintos niveles. Las sesiones, por norma general, se realizan en semanas consecutivas, salvo algunos casos particulares en los que se considere necesario hacerlas cada 3 o 4 días.

¡Enhorabuena y Gracias por abrirte a la experiencia!

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Valor Intercambio  

Sesión..... 25 €   30$     *

Pack 3..... 60€    80$     *